La importancia de los muñecos de apego:

Cuando nuestros clientes nos piden algún regalo puntual y ese regalo es para acompañar a pequeños o pequeñas. Empieza todo un trabajo de investigación ya que son pedidos que tienen ya una trayectoria o tienen un fin didáctico.
Por eso hoy he preparado este post sobre los muñecos de apego u objetos transicionales, espero que les gusten.

¿Qué es un muñeco de apego?

El muñeco de apego, también llamado objeto de apego u objeto transicional, es un objeto material en el cual el bebé deposita cierto afecto.

Este objeto cumple algunas funciones psicológicas muy importantes, por una parte es una fuente de placer y seguridad cuando la madre (o la figura de apego principal) no está.
Por eso, a menudo el niño lo busca cuando necesita consuelo, cuando debe afrontar situaciones nuevas o cambios, como las primeras etapas de la escolarización o en el momento de empezar a dormir solito. Además le permite construir un área intermedia entre él y la realidad, entre él y otra persona.
Muchos objetos pueden convertirse en el objeto transicional de un pequeño. Aunque los más típicos son peluches, muñecos o mantas, también puede serlo un simple trapo, cualquier otro juguete, una almohada, el propio chupete, etc.
El concepto de objeto transicional fue desarrollado por el pediatra y psicoanalista inglés Donald Winnicott. Según él es objetivo y subjetivo. Objetivo porque se constituye sobre un objeto real y subjetivo porque se le atribuyen funciones en el campo de la imaginación.
Es importante comprender que es completamente sano y natural tanto tener un objeto de apego como no tenerlo, y forma parte de un proceso de evolución y maduración. Por lo que no hay que forzar al bebé ni a adoptarlo ni tampoco a desprenderse de él.

¿Por qué y cuándo adopta un bebé un muñeco de apego?

Generalmente esto sucede alrededor del séptimo u octavo mes, en lo que se conoce como etapa de “angustia” en esta etapa el bebé empieza a darse cuenta de que es un ser independiente de su madre. Es el proceso en el que el pequeño comienza a gatear, y empieza a sentirse en determinados momentos físicamente más independiente, y aunque estos cambios son naturales, resultan conflictivos para la criatura, ya que este proceso le hace sentir desprotegido.
El muñeco se transforma, en cierta medida, un sustituto materno, obviamente no lo es en absoluto, pero supone un apoyo que aporta calma y confianza en estos momentos.

¿Debo lavar el muñeco de apego?

Por supuesto es necesaria una correcta higiene en el muñeco de apego, ya que el bebé suele llevarlo consigo a todos lados, lo babea, lo arrastra, le da de comer y duerme con él.
Aunque es verdad que puede resultar una experiencia dramática para el niño ver a su muñeco de apego en la lavadora, no olvidemos que para nuestro pequeño el muñeco tiene vida propia, y puede interpretar este proceso de lavado como algo desagradable para su amigo de tela.
Una cosa que podemos hacer es proponerle que sea él quien nos ayude a lavarlo, con agua templada, como si le estuviera dando un baño de espuma.

¿En qué beneficia al bebé la adopción del muñeco de apego?

La adopción del muñeco de apego le da seguridad, comodidad y compañía. Lo ayuda a reconocerse a sí mismo como independiente de los otros seres que lo rodean y es el primer paso para relacionarse con otras personas.

¿Hasta cuándo debe tener mi hijo un muñeco de apego?

El hecho de que nuestro hijo adopte un objeto transicional es absolutamente normal, signo de un correcto desarrollo psíquico y no se debe interferir ante él.
Así como el propio niño elige su objeto transicional, lo normal es que él mismo lo deje de lado cuando llegue el momento.
Aunque el apego del niño a este objeto puede aumentar a eso de los 2 años, cuando va viviendo nuevas experiencias en las que necesita de su muñeco o trapito para sentirse más seguro, como por ejemplo el comienzo del jardín, conocer nuevas personas, etc., lo más probable es que entre los 3 y 4 años, aproximadamente, el muñeco de apego vaya perdiendo protagonismo y pase de la cama a la repisa con los demás juguetes, pero esto depende de cada chico.
Los expertos desaconsejan obligar al niño a desprenderse de su objeto transicional solo por considerar que ya es «demasiado mayor» para tenerlo, ya que esto es una causa segura de tristeza y angustia en el pequeño.
No hay que preocuparse si el niño sigue sintiendo cierto apego hacia su muñeco pasada determinada edad. Además hay que recordar que en su ilusión infantil este muñeco tiene vida propia, y lo quiere como tal, no queramos cortar las alas a la imaginación y la fantasía.
El objeto transicional es la primera herramienta para aceptar la realidad objetiva, ajena al sujeto. Pero según muchos psicólogos esta tarea de aceptación de la realidad nunca queda terminada por completo, ni siquiera cuando somos adultos. De forma que el alivio de esa tensión, que en la primera infancia proporciona un peluche o una mantita, es llevada a cabo en nuestra madurez por otras actividades, como las relaciones sociales, las actividades creativas, el deporte, etc.

¿Qué pasa si mi hijo no adopta un muñeco de apego?

No es imprescindible que el niño tenga un objeto transicional. Muchos, de hecho, no llegan a necesitarlo. Pero hay que recordar que si lo hace esto se encuentra dentro de la más completa normalidad. No es ni buena ni mala, solo una fase natural del desarrollo. El proceso emocional es diferente en cada niño, hay niños que en lugar de objetos transicionales adoptan conductas transicionales, como chuparse el pulgar, acariciarse el pelo, repetir una melodía para dormirse, pedir que le den la mano, o tomar teta.
Nuestros gatitos y conejos cumplen la función de objeto transicional de muchos niños, y me encanta recibir fotos de pequeños durmiendo o jugando con sus peluches.

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